Hay una gran diferencia entre escoger una empresa excelente que pueda repartir dividendos (ahora o en el futuro) y convertir el dividendo en un requisito inamovible para invertir, dejando toda la calidad de la empresa en segundo plano.
El contenido se extrae de la publicación de Galician Investor: “Mi opinión sobre invertir en Dividendos.” – Febrero 2025
Puede que, a primera vista, te parezca una estrategia tranquila para obtener rentas pasivas, y en apariencia así es.
Sin embargo, bajo su atractivo aparente se esconden debilidades importantes que hacen que esta estrategia pueda ser ineficiente o incluso sobrevalorada.
La falsa sensación de Seguridad
La idea de que las acciones que pagan dividendos proporcionan una seguridad especial, ya que “pase lo que pase en el mercado, recibes tu dividendo”. Confiar ciegamente en esa supuesta estabilidad es una falacia peligrosa.
La realidad es que la rentabilidad por dividendos no aísla completamente al inversor de los vaivenes del mercado ni de los problemas de la empresa.
Se asume que el dividendo continuará constante incluso si el precio de la acción baja. Pero, ¿por qué baja el precio de una acción?
Normalmente porque el mercado anticipa menores beneficios futuros o dificultades en la empresa.
La empresa con menos beneficios tendrá menos dinero para repartir o quizás necesitará redirigir sus escasos recursos a salvar el negocio en apuros. Entonces, el dividendo puede reducirse o cancelarse justamente en los momentos en que más se confiaba en él.
Algunas empresas prolongan la apariencia de seguridad manteniendo artificialmente el dividendo en medio de problemas, incluso llegando a endeudarse para pagarlo.
Si los fundamentos no mejoran, esa calma se rompe abruptamente con un anuncio de reducción de
dividendo.
De hecho, a veces los inversores por dividendos sufren un doble golpe: primero ven caer la cotización de la acción (aunque lo ignoren, su patrimonio baja) y luego, más adelante, ven recortar el dividendo.
Otro factor de falsa seguridad es creer que por el hecho de que una empresa haya pagado dividendos crecientes durante décadas, siempre lo va a seguir haciendo. Historial pasado no garantiza futuro.
El dividendo como posible ilusión de Valor
No todas las empresas que reparten dividendos lo hacen desde la fortaleza financiera; algunas podrían estar manipulando la política de dividendos para atraer inversores.
Esto puede llevar a prácticas cuestionables, como por ejemplo endeudarse para seguir pagando dividendos o destinar a dividendos fondos que serían necesarios para otras áreas críticas.
Un caso común es el de compañías que tienen dificultades o caída en sus beneficios, pero no quieren recortar el dividendo por miedo a asustar al mercado. Para cuadrar las cuentas, pueden recurrir a préstamos o a la venta de activos, utilizando esos recursos para seguir pagando dividendos.
¿El resultado? Se da una ilusión de estabilidad al accionista, haciendo creer que “todo marcha bien” porque el dividendo sigue llegando, cuando en realidad la empresa se está endeudando para sostener un pago insostenible.
Una política de dividendos generosa puede ser utilizada para maquillar problemas internos, pero solo de forma temporal. Las reservas se agotan, la verdadera situación sale a la luz en forma de dividendos cancelados y, generalmente, una fuerte caída en la cotización.
Ineficiencia fiscal de los dividendos
Cuando una empresa paga un dividendo, el accionista debe tributar por ese ingreso de forma inmediata.
En cambio, si la empresa reinvierte sus beneficios en su propio crecimiento, los impuestos sobre esas ganancias pueden diferirse hasta el momento en que se vendan las acciones.
Al reinvertir las ganancias dentro de la empresa o simplemente no recibir dividendo (dejando que la acción se revalorice), el inversor pospone el pago de impuestos hasta la venta futura de los títulos.
Esto permite aprovechar el crecimiento con el 100% del capital trabajando, en lugar de ir “pagando peajes” fiscales cada año.
Con los dividendos, se pagan impuestos de inmediato y de forma recurrente, lo cual resta potencial de capitalización compuesta al patrimonio.
Indicador de falta de oportunidades de crecimiento
Pagar dividendos puede implicar que la empresa no sabe en qué emplear ese dinero para crecer más, lo que sugiere que su potencial de expansión es limitado.
Por ello, se suele ver a las empresas de alto crecimiento (sobre todo tecnológicas o startups) reinvirtiendo todas sus ganancias en lugar de pagar dividendos.
Muchas de las compañías más exitosas del mundo en sus primeras décadas de vida no repartieron dividendos (piensa en Amazon, Google o Facebook en sus inicios), porque consideraban que cada dólar reinvertido podía generar más valor futuro que un dólar entregado hoy al accionista.
Por supuesto, hay matices: no todas las empresas que pagan dividendos están estancadas, y muchas buscan un equilibrio entre remunerar al accionista y seguir creciendo.
Trampas de Rentabilidad
Un dividendo extraordinariamente alto puede ser una señal de alerta más que una oportunidad.
A veces el porcentaje de rentabilidad por dividendo sube porque el precio de la acción ha caído drásticamente debido a problemas en el negocio.
Invertir atraído solo por un dividendo jugoso puede llevar a comprar compañías en apuros. Estas llamadas “trampas de dividendo” dejan al inversor expuesto a recortes de dividendo inesperados y pérdidas de capital cuando finalmente el mercado reconoce la precariedad de la empresa.
Ratio de Política de Dividendo (Dividend payout ratio)
Cuando una empresa dedica la mayor parte de sus beneficios (o incluso más de lo que gana) a pagar dividendos, su payout ratio es excesivamente alto.
Esto deja poco margen de maniobra ante cualquier contratiempo: una caída temporal en las ganancias, un aumento de costes o una inversión imprevista pueden forzar a la empresa a endeudarse o a recortar el dividendo.
Las empresas que priorizan el reparto sobre la prudencia financiera se vuelven más frágiles ante fluctuaciones económicas.
Un payout sostenible suele estar por debajo de cierto umbral (por ejemplo, 50-60% de los beneficios, dependiendo del sector).
Cuando se ven ratios de 80-90% o más, el dividendo pende de un hilo. Invertir en compañías que reparten casi todo su beneficio es arriesgado, porque cualquier bache en el camino las deja sin colchón para mantener el pago.
Riesgo de recorte repentino del dividendo
Esto puede ocurrir por crisis económicas, pero también por decisiones estratégicas o necesidad de supervivencia.
No solo pierde la renta esperada, sino que suele enfrentar una caída abrupta del valor de la acción.
Descubre cómo dar tus primeros pasos Invirtiendo en Bolsa.
Santiago Griffin
Agente Productor N°1379 ante la CNV
Contador / Lic. en Administración de Empresas
Tel: +(549) 3462 56-8325
Venado Tuerto | Santa Fe | Argentina